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(C) Fotografía tomada por Antonio Sánchez García. |
Insumiso... Qué palabrota. Cuánta rebeldía e indignación se esconden detrás de esas letras. Toda la rebeldía e indignación que no dudé en mostrar no hace mucho tiempo.
Recuerdo mi entrada a la Universidad. Había cosas con las que me llevaba una decepción, otras que ya sabía de antemano, y otras que, aun a sabiendas de que en la Universidad era diferente, me sorprendieron. Para bien o para mal, pero me sorprendieron.
Uno de los primeros días de clase, acabamos antes de la cuenta. Mis compañeros iban a ir a tomar algo, pero yo tenía en mente otros planes: acudir a la primera Asamblea de Universidad de mi vida. Recuerdo las palabras de un amigo al decirle que yo iba a asistir a dicha Asamblea: "¡Pero qué responsable eres!" No sé hasta qué punto fui responsable.
He aquí una de mis sorpresas. O quizás no fue tanta sorpresa... Una Asamblea de Universidad, la primera del curso 2011/2012, y la gente iba a cuentagotas. Cabíamos todos en la mitad del patio del Rectorado. "Qué triste", pensé. Pero yo estaba allí, informándome de todo lo que pasaba en la Universidad. Aquí fue mi primera toma de contacto con la subida de tasas. Fue una Asamblea dinámica (como todas a las que he asistido) e incluso tuve mi turno de palabra.
Hubo más convocatorias de este tipo a lo largo del curso, y yo asistía a todas o casi todas. Me sentía con la obligación. ¡Era mi deber informarme y participar en las decisiones de los estudiantes! Por lo visto, ese deber se lo crea muy poca gente.
Sin enrollarme mucho en todas las convocatorias que hubo, me centro en lo importante: parón académico. La cosa se estaba yendo de las manos y había que tomar medidas más contundentes. En este momento la gente empezó a movilizarse un poco más. Asambleas multitudinarias (con número de asistentes de récord) y mucho y muy intenso debate. Se aprobó un parón académico y empezaron los preparativos.
Se crearon varias comisiones para organizar mejor el parón. Queríamos callar esas malditas voces que nos tachaban de flojos, rojos, comunistas y oportunistas. Queríamos demostrar que éramos estudiantes responsables que luchábamos por nuestro futuro. Había gente a la que se le podía convencer. Otros, llevan en sus ojos las anteojeras que no les permiten ver más allá de sus narices. Yo participé en la llamada Comisión de Logística, una Comisión que trabajó muy duro para que todo funcionara lo mejor posible. Personalmente, considero un éxito la creación de esa Comisión y el trabajo realizado por ésta. Aparte de mi reconocimiento a la labor de Logística, no estábamos exentos de felicitaciones por parte de otras Comisiones externas.
La cosa es, que yo me impliqué de lleno. Los estudios los llevaba regular. Física e ingeniería de materiales es una carrera difícil en la que hay que trabajar muy duro para sacarla adelante, cosa que yo no hice porque no estaba acostumbrado a trabajar duro para sacar algo adelante. Pero aun a riesgo de que la movilización estudiantil me quitara mis horas de trabajo para con la carrera, estaba dispuesto a seguir adelante e intentar conseguir nuestros objetivos, si no todos, muchos.
Acabó el parón académico, conseguimos levantar la voz y, por suerte, algunas conciencias. Salimos en la televisión, en los diarios, en la radio... Aunque la mayoría de las veces era para desacreditarnos. Una lástima, aunque evidente sabiendo quién está al mando de los servicios informativos de este país.
Varias asignaturas para septiembre. ¿Quién tuvo la culpa? Yo. No son pocos los comentarios que he escuchado de: "Claro, tanta manifestación, tanto 'perroflautear'...". Puede que si no hubiera participado en ninguna manifestación, hubiera tenido más posibilidades de aprobar. Pocas, pero alguna más. Pero qué era de mi conciencia... No estaba tranquilo el día que había un acto reivindicativo y yo no estaba presente. Tenía que luchar contra las injusticias, no podía quedarme en casa callado esperando cómo se hacen con el poder.
Llega septiembre y llega el amargo momento de hacer la matrícula. Más que amargo, triste, desolador y un sentimiento de impotencia y rabia. He aquí una tabla muy ilustrativa de mi situación, realizada gracias a la
herramienta creada por el CEEPS (Consejo de Estudiantes de la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Córdoba) para calcular el precio de tu matrícula y hacer una comparación con anteriores cursos:
La friolera de 1498.32€. La misma matrícula el año pasado me hubiera costado 528,72€ menos. ¿Qué tiene esto de público? ¿Público significa "gratuito"? ¿Es justo condenar a los estudiantes a esta ESTAFA? ¿En qué piensa un ministro de Educación cuando sube las tasas? ¿Cree que así mejorará los resultados? ¿O es que de esta forma, el rico torpe podrá estudiar siempre que quiera y el no tan rico tendrá que demostrar todos los años su valía? Todos tenemos años difíciles. Este ha sido un año difícil para mí, una experiencia más que no quiero volver a vivir. Por desgracia, soy de los que hasta que no ve la tragedia en la puerta de su casa, no se da cuenta de la situación.
Os dejo una tabla de la subida de tasas. Da miedo mirarla...
Aún no sé apreciar la suerte que tengo de que mis padres pueden pagarme la matrícula, al menos, este año. Pero no quiero ni pensar cuánta gente se habrá quedado atrás por unos precios de una matrícula desorbitada... Y encima, cuando haces la matrícula y tienes el resguardo, te encuentras con la siguiente 'desFACHAtez':
"a título informativo, le señalamos que, según la información facilitada por la Dirección General de Universidades, los servicios académicos de los que usted se ha matriculado en este curso académico, suponen un coste estimado de 6,355.44 euros que sólo es cubierto parcialmente por la matrícula que abonada a nuestra Universidad. El resto está financiado por la Comunidad Autónoma de Andalucía por los impuestos que los contribuyentes abonan."
Entonces... ¿tengo que dar las gracias por el hecho de que sólo me cobren un 23,57% del coste de un curso académico? Es una VERGÜENZA. Y así es como nos intentan manipular (y con muchos lo consiguen) la clase política de este país. "Virgencita, virgencita, que me quede como estoy". Gracias, señor Wert, por sobrarme el 23,57% de un curso académico que mis padres, con sus impuestos, habrán pagado con creces durante todos estos años. Asimismo, quisiera felicitar a su partido por el aumento en el presupuesto de defensa. Supongo que tendremos que defendernos de esas ideas liberales que vienen de Europa, y de esos empresarios alemanes que requieren mano de obra española. No una mano de obra cualquiera, una mano de obra cualificada.
Dicho esto, concluyo. Aquella injusticia por la que estuve luchando con uñas y dientes, la subida de tasas, la entrada de empresas privadas en la Universidad, Bolonia en su estado más capitalista... Todo eso, me ha cogido de lleno. Destaco que, puestos a hacer las cosas mal, esta subida de tasas, aunque lleva planteada mucho tiempo, no se aprobó hasta este curso. En mitad del curso, cuando ya todas las matrículas están hechas, aprueban una subida de tasas. Se puede ser más rastrero...
Así que, desde aquí, y contando con la poca gente que perderá el tiempo en leer esto, quisiera concienciar a todos aquellos que no luchasteis por algo que, como a mí, os parecía injusto. En este tipo de reivindicaciones, tenemos que ir todos a una. Porque, como habéis visto, yo estoy pagando un alto precio por una crisis que tiene culpables con nombre y apellidos, y no estoy entre ellos. Vosotros también, si no directamente, vuestra familia de algún modo. Así que yo me pregunto, ¿qué hizo que os quedarais en el sofá mientras unos pocos luchábamos por las injusticias? Quizás vosotros hayáis tenido más suerte, os den beca este año y no tengáis que pagar un duro. Al menos, tened la dignidad de luchar, si no es por vosotros, por los demás. Empatía.
Yo este curso no podré ser tan activo en las protestas. Tengo obligación moral y económica de aprobarlas todas, y quitarme alguna en diciembre para ver si me devuelven algo del dinero que me han robado.
Ha sido un golpe muy duro para mí. Un golpe que podría provocar un desencanto por la lucha callejera y un arrepentimiento por todo lo que hice el curso pasado. Pero una cosa está clara: de lo único que me arrepiento es de no haber estudiado lo que debería. A todas las manifestaciones que fui, pocas fueron. Aprendí mucho del parón académico, hice amistades, algunas muy especiales... Toda una experiencia que no cambiaría por nada del mundo.
Esto no acaba aquí. No acabarán conmigo haciéndome pagar 1500 euros. No deben acabar con nosotros...
¡INSUMISIÓN!