1 de noviembre de 2013

Fascismo con privilegios...

"¿De verdad vas a ir a la contramanifestación del sábado? Hay que tener ganas de ir para darse de hostias..."

No fueron pocos los que me dijeron algo parecido en referencia a la manifestación convocada por la Coordinadora Antifascista de Sevilla para el pasado sábado 26 de octubre. ¡Pues claro que iba a ir! No negaré que la incertidumbre se agudizaba conforme se acercaba la convocatoria. Eran muchas las dudas respecto al tema, principalmente, porque era la primera vez que iba a asistir a una manifestación de ese calibre. Pero os pondré en contexto a los que estéis leyendo esto y no sepáis de que hablo...

Sábado 26 de octubre. La asociación de estudiantes Respuesta Estudiantil convoca una manifestación en pro de la universidad pública bajo el lema "¡Frente a su sistema educativo, grita REVUELTA!". No es un grupo de estudiantes cualquiera. Respuesta Estudiantil está formado por ultraderechistas y, por qué no decirlo, por pobres incautos que se creen el mensaje populista de sus líderes (relacionados éstos con el partido ultraderechista Democracia Nacional) y se apuntan a sus filas principalmente por animadversión a cualquier otra asociación.

El mensaje populista de esta gente es sencillo: son estudiantes que defienden la universidad pública y que quieren desmarcarse de las movilizaciones masivas porque en éstas se incluyen consignas que, a su gusto, no tienen cabida en una lucha estudiantil como pueden ser las banderas de la II República o incluso de la extinta URSS. En ese contexto, ellos llaman a sus filas a todos los estudiantes que defiendan la universidad pública y que sean patriotas. No me voy a centrar en desmontar esas falacias, así que para los curiosos, buscad en Google su página web o en Twitter sus perfiles y veréis la atroz verdad que se esconde tras esos mensajes populistas. Xenófobos, homófobos, neonazis, franquistas... Un largo etcétera.

Sabido esto, se puede entender que los antifascistas conocedores de esa manifestación neonazi, creímos conveniente reventarla de un modo u otro para que el fascismo no campe a sus anchas por las calles de Sevilla. Y reduzco a Sevilla porque es lo que nos ha tocado, pues el fascismo no debería campar a sus anchas por ninguna calle de este puto mundo.

Allí estábamos: cientos de jóvenes (muchos de nosotros universitarios y en su totalidad estudiantes de cualquier nivel) concentrados unidos por una causa que cualquiera podría pensar que estamos en los años 40. "¡Fuera, fascistas, de nuestras calles!" Cánticos de ese estilo coreábamos a la vez que intentábamos organizarnos para boicotear la manifestación fascista y a la vez que intentábamos que los policías no nos detuvieran. Y lo conseguimos. Conseguimos reagruparnos todos justo enfrente de la manifestación de Respuesta Estudiantil. Y de allí no nos iríamos hasta que se disolvieran. Pero las tornas cambiaron... El gobierno del PP en Sevilla decidió que la manifestación fascista era legal y la antifascista no, así que la policía nos dio ultimátum para disolvernos o cargarían. Cargaron.

Desde que empezaron a cargar, fue como jugar al poli y al ladrón pero con un peligro real y con un escenario tan emblemático como el centro de Sevilla. Era sábado por la tarde, hacía buen tiempo, los comercios estaban abiertos y la gente paseaba indiferente a lo que allí acaecía. Carreras desesperadas por las calles estrechas, comercios cerrando sus tiendas a nuestro paso y familias increpando a los antifascistas por hacer llorar a sus hijos. ¡No era nuestra intención causar el caos en Sevilla! ¡No teníamos nada en contra de los viandantes! ¡No teníamos nada en contra de los comerciantes! ¡Ni siquiera teníamos nada en contra de la policía! ¡Sólo queríamos denunciar y boicotear el fascismo! Pero cuando vas huyendo de los azules (antiguos grises) no te da tiempo a pararte y explicar/concienciar a los viandantes asustados, así que éstos optan por la vía fácil del pensamiento: radicales de extrema izquierda encapuchados y armados causan el pánico en el centro de Sevilla.

No entraré en detalles, pero a grandes rasgos eso fue lo que ocurrió. Mientras los antifascistas corríamos por las calles intentando reagruparnos para boicotear la manifestación fascista y a la vez, huyendo de la policía, los de Respuesta Estudiantil seguían su marcha escoltados por varias lecheras y un gran dispositivo policial. El fascismo escoltado y con privilegios...

¿Es eso justo? ¿El enemigo éramos nosotros, los antifascistas? ¿Soy un radical y un agresivo? ¿Acaso alguien puede llamarse "democrático" y no ser antifascista? No lo creo. Éramos más que ello, pero llevábamos las de perder porque el aparato policial del Estado estaba a su favor.

Aunque los medios traten de desmoralizarnos y destruirnos, yo me remito a las tres primeras acepciones de la palabra "radical":
1. adj. Perteneciente o relativo a la raíz.
2. adj. Fundamental, de raíz.
3. adj. Partidario de reformas extremas, especialmente en sentido democrático. U. t. c. s.
Y a todos aquellos que se consideran democráticos e incluso reconocen ser antifascistas y no acudieron a la manifestación, os recuerdo que hacéis falta. Hace falta conciencia y ganas de querer luchar contra las injusticias, y que el fascismo campe a sus anchas y escoltados por la policía, es una gran injusticia.

Reportaje de Contrafoto21.

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